Etoy emfebmo! Aaaaachú! La ropa que lavé ayer, no se secó sólo se enfrió, estuvo lloviznando toda la noche y el frío de la mañana está bastante considerable, hoy, por primera vez en el viaje me puse la segunda chamarra que traje, debí habermela puesto ántes porque la tos se agravó y no tarda en doler. Estamos en el autobús, mi hermana en el pasillo y yo en la ventana, mi jefe y Paty respectivamente atrás de nosotros, el paisaje luce soleado pero frío aún, la niebla hace presencia en los pastizales y carreteras. Hoy será un día feo.
Para cuando llegamos a la primera parada, el pitoresco pueblo de Nidersburg, la capital de Zelandia, una provincia en el suroeste de Holanda ya no hacia tanto frio, la llovizna se había quedado en Bélgica y el sol calentaba todos los rincones de las calles, el autobús nos dejó a unas calles del centro y con una hora libre nos esparcimos, las bicicletas pasaban por todos lados, los autos escaseaban y las rubias con cara de supermodelo empezaron a desfilar, en la explada estaban desmontando la feria de la fiesta nacional, una mac store cerrada descansaba a un lado mientras que el pueblecillo apenas despertaba las tiendas abrían, los cafés prendían las cafeteras, caminamos todo el tiempo, nada especial, la arquitectura de las casas era genial pero muy repetitiva ya que llevas unos días por estos lares. La señora Luna se perdió y retrasó diez minutos nuestra partida, no es la primera vez, por alguna extraña razón su esposo siempre llega a tiempo y ella no.
Dormimos todo el camino hasta Delft donde comimos unas escapolas de pollo regulares con ensalada y una mesera que... lástima que no estaba en el plato. No sé si ya lo comenté pero desee hace unos días las rubias abundan, en su mayoría altas y con cara angelical, sólo algunas destacan por su buen cuerpo. Aquí tuvimos dos horas, la primera la utilizamos para la comida y la segunda, nos separamos para curiosiar a gusto, conocen los clásicos zapatos holandeces de madera? Esos que tienen una punta poco achatada apuntado hacia arriba en los dedos del pie, pues los vendían hechos de felpa como pantuflas, estaban muy padres pero 12€ el par, mejor no. Toda la zona entaba rodeada por un canal que tenía puentes elevadizos, curiosos, ya los había visto en series y demás pero no en vivo. Al final mi hermana se compró uno de esos ceniceros portables y Paty cerámica que se supone es lo típico por aquí, subimos al autocar, como le dicen aquí, esta ves sin retrasos, marchamos hacia Rotterdam, la ciudad puertoaria más productiva de Europa ya que al estar a la entrada del Rihn, administra el peaje de los barcos que vienen desde todo el mundo a dejar sus productos ya entrado el continente como Suiza o Alemania, aquí no fue más que una visita paronamica, el puerto, la aguja, la iglesia, lo común. Aunque con algo que me llamó la atención y que aquí el uso de bicicleta tiene prioridad frente al automóvil, tienen sus propios carriles entre la banqueta y la calle, sus semáforos y señalamientos, mujeres y hombres vestidos de todos modos pedaleaban junto a nosotros, niños, jóvenes y adultos sin distincion esperaban la luz verde en forma de bicicleta, curioso, algo así en el DF no nos caería mal.
Llegamos al hotel y, a pesar que ellos estaban casados y no querían salir, yo no tardé en averiguar que aquí prestaban bicicletas, preparé todo y salí pedaleando, el camino designado lo encontré sin problemas pero los señalamientos eran dificiles de entender y faltaban muchos, tardé casi dos horas en llegar al centro de la ciudad pues el hotel está a las afueras mas no es que estén muy lejos pero el camino no era claro y tuve que volver sobre mis pasos a preguntar más de una vez. Ya sin la bici, que había encadenado junto a un puente cerca del Hard Rock, caminé derecho por la zona comercial hasta la estación central, muchos chavos de mi edad fumando marihuana en plena calle sin pena frente a los policías no es algo que vez comúnmente en mi país, la ciudad en si, no es muy diferente, tiendas, iglesias, canales, caminé bastante y me metí a cenar a un McDonals, ya era tarde, pasadas de las once y decidí emprender el regreso, tomé el tren suburbano que no pagué porque no entendí muy bien la dinámica, todos tenían una tarjeta que pasaban por un sensor junto a la puerta, como no tenía tarjeta no la pasé jojo, llegué a por la bici rápido, todo está cerca en estas ciudades, y quise seguir el mismo camino por el que llegué pero, no sé como, cuando revisé el mapa en una parada de autobús, estaba tres calles más al sur de lo que debería, no tan veloz como me hubiera gustado me ubiqué, tomé un camino más fácil y corto que el anterior, tardé menos en llegar al hotel pero tuve mucho miedo, porque casi todo el camino es por bosque y está obscuro, ni mames que tal si me salía un oso o un bisonte, porque tienen que saber que de ida vi dos bisontes, un chingo de garzas, patos y conejos.
Este día como ya es común llegué directamente a dormir, si sigo sin dormir, me va a hacer daño...
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