lunes, 16 de agosto de 2010

Día cinco en París

Estaba corriendo "por las escaleras, es mejor", de dos en dos los escalones pasaban borrosamente, cuando vi el autobús estacionado frente al hotel con la puerta abierta, me frene y tome un respiro de alivio. Me subí y me senté en los lugares restantes del fondo, no había mucho de donde elegir pero no me queje, estaba jadeando y mi mente aun estaba, como hace pocos minutos, en la almohada.

El tour y las indicaciones del día no tardaron, ni tampoco la opera, notre-dame, el barrio latino, el museo de louvre, la torre Eiffel que ahora lucían brillantes por el reflejo del sol en vez de sus luces propias.

(Hablando de la torre Eiffel, la vista es maravillosa desde arriba, los escalones no son tan agotadores como dicen, lo malo es que empieza a hacer frío y no podré terminar mi post aquí, en la primera terraza, como yo quería.)

Hace unas horas salía del museo de louvre con una sonrisa y una emoción muy bellas e igual de indescriptibles, la mona Lisa me estaba viendo, lo se, y la Venus del Nilo me quería abrazar pero no podía, por fin conocí esa pirámide de cristal rodeada de Palacios que guarda bajo si misma una de las coleciones mas grandes del mundo además de tesoros invaluables, pinturas y esculturas de todas épocas aguardan ahí para ser descubiertas, la misión completa duraría días completos quizá semanas si nos ponemos meticulosos, poco menos de 15km de exposición, desde Francisco I hasta las reyna Isabel, desde los fenicios hasta los chinos. Todo un mundo recargado en paredes de granito con mas de tres metros de altura o en medio de las salas viendo a la distancia sin perder su objetivo.

Personamente lo que me gusto mas son las esculturas, tanto que decidí quedarme para verlas con mas calma, el realismo de la ropa en marmol y cobre, como lo hacen? Cada pliegue, cada dobles, cada botón, son magníficos. Ya solo, podía observar de cerca cada humano gigante, cada leon cazando, cada damisela desnuda, los caballos a galope inmortalizados en mármol blanco tan perfecto que rara vez se veía una veta. La fuerza, la tristeza, la ira son los mas representados, salgo caminando de la pirámide mas inspirado que nunca, sin duda.

Empece a caminar derecho como supe que haría siempre, una camineta por los campos elíseos del Louvre hasta el arco del triunfo, pase debajo del arco de la Trinidad, me parece que se llama, luego rodee el obelisco de la plaza de la concordia y seguí hacia adelante, los árboles no se acababan, no estaba solo, yo era uno más en la masa de turistas, un flash por un lado, otro por atrás, nada se les escapa, a mi me gusta más disfrutarlo en vivo y si queda tiempo, entonces a desenfundar la cámara.

Adelantando esto, estoy cansado, así que, me desvié pues quedamos a las 7 debajo de la torre Eiffel para subir, no nos encontramos y lo hice solo por la escaleras, no es tan cansado como me lo esperaba, fue en el primer piso donde escribí lo anterior, estuve como una hora ahí admirando la vista de toda la ciudad, lo malo es que no pude subir hasta el tercer piso que es el punto mas alto porq lo habían cerrado de tanta gente.

Después, cuando empezó a hacer frío, baje y fui lo mas directo que me mostró un mapa a la glorieta Foch, el lugar donde estaba mi ombligo, escribí esto:

Estoy en la glorietaco f de Foch, escribo esto rápido, estoyl l tjunto a mi ombligo, je, llegue, Ma. Te quiero.

Estaba muy solitario y ocultaba el iPod lo Mas que podía, se entinde perfectamentey decidí dejarlo tal cual y salió.

Regrese en metro al hotel, encontré a mi hermana y Pati en el restaurant de enfrente, no contamos que estuvimos ahí y no nos topamos, que mi jefe se perdió también, él llegó un poco después, cenamos, dormimos y tan tan, zzzzzzzzzzzz.

1 comentario:

Verónica dijo...

Yo también mi vida